miércoles, 17 de junio de 2015

LOS DUROS PRINCIPIOS

...y no hablo de principios morales, claro.

La semana pasada, abrimos, casi ni hemos tenido tiempo de poder mirar nuestras páginas y redes sociales. 

Abrir un negocio es una experiencia extraña, ilusionante y aterradora a partes iguales.
A ratos eufórico por tener ventas, a ratos sentado frente al ordenador esperando que alguien, de los muchos que se paran en el escapareate, entre y compre algo.

Paciencia, me dicen todos los comerciantes vecinos. Y tienen razón. De momento, como casi todo en la vida, las cosas van a trompicones. Nada, por lo que recuerdo, es demasiado fluido. 

Al montar una idea de negocio te encontrás con muchas dificultades; la administración, los distribuidores, las obras, los productos, la decoración...pero todo eso no es nada, no te desanimes. Cuando tienes tu comercio abierto, si lo haces a tu estilo, te sentirás satisfecho de haber superado todas esas pequeñas pruebas que pondran tu paciencia al límite.

Pero para mí, lo más difícil hasta ahora ha sido el acostumbrarme -aún casi ni lo estoy- a mi nueva labor. Se te pasarán cosas, te sentiras torpe e incluso pensarás si no te habrás metido en un fango espeso y viscoso, pero, cada mañana abrirás la puerta de tu comercio y sabrás que eso depende de ti. Nadie te dará voces, nadie te dirá lo que hacer. Eso vale más.




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