...y no hablo de principios morales, claro.
La semana pasada, abrimos, casi ni hemos tenido tiempo de poder mirar nuestras páginas y redes sociales.
Abrir un negocio es una experiencia extraña, ilusionante y aterradora a partes iguales.
A ratos eufórico por tener ventas, a ratos sentado frente al ordenador esperando que alguien, de los muchos que se paran en el escapareate, entre y compre algo.
Paciencia, me dicen todos los comerciantes vecinos. Y tienen razón. De momento, como casi todo en la vida, las cosas van a trompicones. Nada, por lo que recuerdo, es demasiado fluido.
Al montar una idea de negocio te encontrás con muchas dificultades; la administración, los distribuidores, las obras, los productos, la decoración...pero todo eso no es nada, no te desanimes. Cuando tienes tu comercio abierto, si lo haces a tu estilo, te sentirás satisfecho de haber superado todas esas pequeñas pruebas que pondran tu paciencia al límite.
Pero para mí, lo más difícil hasta ahora ha sido el acostumbrarme -aún casi ni lo estoy- a mi nueva labor. Se te pasarán cosas, te sentiras torpe e incluso pensarás si no te habrás metido en un fango espeso y viscoso, pero, cada mañana abrirás la puerta de tu comercio y sabrás que eso depende de ti. Nadie te dará voces, nadie te dirá lo que hacer. Eso vale más.
La semana pasada, abrimos, casi ni hemos tenido tiempo de poder mirar nuestras páginas y redes sociales.
Abrir un negocio es una experiencia extraña, ilusionante y aterradora a partes iguales.
A ratos eufórico por tener ventas, a ratos sentado frente al ordenador esperando que alguien, de los muchos que se paran en el escapareate, entre y compre algo.
Paciencia, me dicen todos los comerciantes vecinos. Y tienen razón. De momento, como casi todo en la vida, las cosas van a trompicones. Nada, por lo que recuerdo, es demasiado fluido.
Al montar una idea de negocio te encontrás con muchas dificultades; la administración, los distribuidores, las obras, los productos, la decoración...pero todo eso no es nada, no te desanimes. Cuando tienes tu comercio abierto, si lo haces a tu estilo, te sentirás satisfecho de haber superado todas esas pequeñas pruebas que pondran tu paciencia al límite.
Pero para mí, lo más difícil hasta ahora ha sido el acostumbrarme -aún casi ni lo estoy- a mi nueva labor. Se te pasarán cosas, te sentiras torpe e incluso pensarás si no te habrás metido en un fango espeso y viscoso, pero, cada mañana abrirás la puerta de tu comercio y sabrás que eso depende de ti. Nadie te dará voces, nadie te dirá lo que hacer. Eso vale más.